Antecedentes

El mundo antes del Descubrimiento

El interés por conocer y descubrir nuevas tierras es algo que ha perdurado durante siglos. Ya en Grecia, en el siglo IV a.C. Alejandro Magno pudo cruzar con su ejército el Río Indo. También los romanos intercambiaron productos con China o India.

En el siglo II el astrónomo griego Ptolomeo ya había presentado la teoría de que la tierra era redonda. Sin embargo, en el siglo XV, las supersticiones y creencias populares aseguraban que la tierra era plana y que se sostenía por cuatro columnas, cuatro elefantes o cuatro tortugas. En los mapas de aquella época solo aparecían Europa, Asia y África. El Océano Atlántico era todo un misterio, lo llamaban el Mar Tenebroso y según las leyendas de la época estaba poblado de dragones, sirenas y monstruos. Si un marinero se atrevía a acercarse, lo devoraban.

Durante los siglos VII y IX los pueblos árabes de Asia y Oriente Medio se expandieron por todo el norte de África llegando a España y Portugal. Abrieron una ruta comercial con Asia y esto benefició a Europa que empezó a recibir de Oriente diferentes productos como el oro, piedras preciosas, sedas, especias, azúcar y también esclavos. Gracias a estos viajes se pusieron en contacto diferentes culturas y civilizaciones que hasta entonces permanecían muy aisladas.

Los comerciantes europeos, durante la época medieval, siguieron intercambiando mercancías con Oriente. Lo que hacían era acercar sus barcos al extremo oriental del Mediterráneo y allí, en puertos sirios o egipcios, compraban productos de Oriente a los comerciantes musulmanes. Los mercaderes musulmanes habían conseguido estos productos viajando por mar hacia la India, o por tierra por la famosa “Ruta de la Seda” que llegaba hasta China. Por eso durante la Edad Media los europeos sabían que allí había productos muy interesantes como la seda o las especias. Sin embargo el comercio se interrumpió. Este acontecimiento, perjudicial para Europa, obligó al Viejo Continente a buscar nuevas rutas hacia Oriente. Los europeos no pudieron durante un período de tiempo comercializar con Oriente pero gracias a la formación del imperio mongol, creado por Gengis Khan y sus sucesores, el comercio se reanudó. Las rutas permanecieron abiertas desde mediados del siglo XIII hasta mediados del siglo XIV.

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