Reseña Histórica



Orígenes

Difusión

Significado

Los Caminos hoy

 

 

Orígenes

Se denomina Camino de Santiago o ruta jacobea al recorrido que seguían los peregrinos para venerar el sepulcro del apóstol Santiago el Mayor en Compostela. La costumbre medieval de peregrinar a los lugares santos, como penitencia o voto, tiene una de sus manifestaciones más relevantes en la peregrinación a Santiago de Compostela, de rango análogo a las de Jerusalén y Roma.El Camino de Santiago es la ruta de peregrinación más importante desde la Europa medieval y uno de los hechos de mayor relevancia para la historia de España”

 Cuentan los evangelios que el apóstol Santiago el Mayor era hermano de San Juan Evangelista, ambos hijos de Zebedeo y Salomé (considerada hermana de la Virgen María). Procedente de una familia de pescadores de Betsaida, Santiago se convirtió, junto con su hermano, en uno de los apóstoles predilectos de Jesús, acompañándole en momentos clave como la Transfiguración en el Monte Tabor, la resurrección de la hija de Jairo o la oración en el Huerto de Getsemaní.

Su carácter temperamental, apasionado e impetuoso hizo que se le conociera con el sobrenombre de "Boanerges", que en lengua aramea significa "Hijo del Trueno". Se convirtió en uno de los apóstoles que sufrió martirio cuando, en torno al  año 44, fue decapitado por el rey Herodes Agripa en Jerusalén.

Sobre la relación del Apóstol Santiago con España, nos han llegado noticias a través de las crónicas medievales cuya realidad histórica es contestada por los especialistas. Así el Breviarium Apostolorum ( principio del siglo VII) atribuye a Santiago la predicación evangélica en Hispania y en Occidente.

Las crónicas también referencian el traslado de los restos del Apóstol por sus discípulos a Hispania, donde le dieron sepultura en el bosque Libedrón, en el Finisterrae de Galicia, así como el hallazgo de estos restos por un ermitaño antes de concluir el primer tercio del siglo IX.

Sobre dicho descubrimiento, cuenta la Historia Compostelana que  Pelayo, un ermitaño que vivía en el bosque Libedrón veía durante la noche unas "ardientes luminarias". Después de informar del hallazgo a Teodomiro, obispo de Iria Flavia (Padrón),  y comprobando él mismo la veracidad de los hechos, se los comunica al rey asturiano Alfonso II el Casto. Viaja el rey con su corte al lugar y recorre el denominado Camino Primitivo, convirtiéndose en el primer peregrino de la historia. Con la construcción de una pequeña iglesia en el lugar donde aparecían las "ardientes luminarias", conocido por ello como campus stellae, es decir, “Compostela”, establece el inicio de los cimientos de lo que llegaría a ser la gran ciudad del Apóstol. A partir de este momento se designa de forma oficial la tumba del Apóstol en aquel lugar, próximo al cabo de Finisterre, punto situado en el extremo occidental de Europa. El camino a Finisterre era indicado desde cualquier lugar de Europa por las estrellas de la “Vía Láctea”. Se creía que allí se acababa el mundo y que el Atlántico era la “tumba del sol”.  Quizás también estos hechos geográficos y astronómicos ayudaron a reforzar el magnetismo que desde entonces rodea la ruta jacobea.

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Difusión

Del tiempo que separa el descubrimiento del sepulcro y el último cuarto del siglo XI, cuando comienza el momento de auge de la ruta Jacobea, apenas nos han llegado documentos escritos que certifiquen el creciente prestigio del Apóstol en los reinos hispánicos y fuera de ellos.

Sí sabemos que desde su inicio el Camino de Santiago tuvo grandes mecenas: a partir de Alfonso II, los reyes invocaron a Santiago como protector y símbolo de unión de los cristianos frente al Califato de Córdoba, surgiendo las primeras imágenes del Apóstol sobre un caballo blanco para ayudar a los ejércitos cristianos en la batalla. Nacía la imagen de Santiago "matamoros” (expresión acuñada más tarde), que se prodigó en la ruta junto a la de Santiago peregrino, protagonizando hazañas como la de la batalla de Clavijo (859-Albelda, La Rioja), donde según la leyenda su aparición proporcionaría al rey Ramiro I una clamorosa victoria.

Entre sus benefactores iniciales se encontró el monarca navarro Sancho III el mayor (primer tercio del siglo XI), dado que obtenía importantes beneficios del paso de peregrinos por su reino. También Alfonso VI , rey de León y de Castilla (segunda mitad del siglo XI),  promocionaría importantes obras de ingeniería destinadas a facilitar el paso de los peregrinos, como eran los puentes.

Por otra parte la orden monástica cluniacense promovió las peregrinaciones, recibiendo a cambio donaciones de los monarcas para sus monasterios. Además utilizó la ruta como vía de difusión de los movimientos de renovación monástica defendida por la sede apostólica de Roma.

A lo largo del siglo XI la afluencia de peregrinos se intensifica y se consolida plenamente esta ruta, coincidiendo con el crecimiento y la expansión económica de toda Europa. Asimismo, comienza la labor organizadora de los reyes para facilitar el tránsito. Se impulsa el crecimiento de ciudades; se mejoran las infraestructuras construyendo hospederías, puentes, hospitales y monasterios que acogían a los viajeros; y se mejoran las calzadas. El camino significó un gran cambio para algunas poblaciones, al conectar núcleos importantes de la península y crear vínculos entre los pueblos del viejo continente, como un anticipo de la futura integración europea. Santiago se convierte en el nexo de la Península Ibérica con Europa.

La peregrinación quedó testimoniada en un códice conservado en la catedral compostelana, el Liber Sancti Iacobi, llamado también Codex calixtinus por su atribución al papa Calixto II (pontífice entre 1119-1124), aunque en realidad parece ser una compilación revisada y en parte escrita  por Aymeric Picaud, un clérigo de Poitou (Francia). El códice está compuesto por cinco libros y dos apéndices. Además de incluir la leyenda hagiográfica de Santiago y la recopilación de milagros,  su libro V conocido como "Libro de la Peregrinación" se considera la primera guía de viaje del Camino de Santiago, que recopila información a propósito de itinerarios, jornadas, monasterios, hospederías, puentes, ríos salubres e insalubres, características de las gentes, reliquias de santos que se pueden visitar, peligros... e incluso una descripción de la ciudad y la basílica de Santiago.

Según este códice los peregrinos venían de Europa por Francia a través de cuatro vías que confluían en dos puntos del Pirineo: Somport y Roncesvalles. Desde Somport la ruta descendía a Jaca y seguía el curso del río Aragón hasta confluir con el otro itinerario en Puente la Reina. Quienes entraban por Roncesvalles seguían a Pamplona y Puente la Reina para continuar por un camino único: Estella, Logroño, Nájera, Santo Domingo de la Calzada, Burgos, Carrión de los Condes, Sahagún, León, Astorga, Ponferrada, el Bierzo, el Cebreiro, Puertomarín, Palas de Rey, Labacolla y Santiago.

El propio Papa Calixto II institucionalizó en Año Santo Jacobeo en 1122. Posteriormente Alejandro III en 1179 lo hizo definitivo mediante la Bula Regis Aeterni.  Con ello se concedía indulgencia plenaria a quienes fueran en peregrinación a Santiago, siempre que el 25 de julio coincida en domingo (Año Santo Compostelano o Año Jubilar), siguiendo la periodicidad de 6-5-6-11 años.

La peregrinación a Santiago se convierte, junto con Jerusalén y Roma, en uno de los tres grandes centros de peregrinación cristiana en el mundo.

 Las peregrinaciones

Los peregrinos solían hacer el viaje en grupos, en etapas ya previstas y se distinguían por un atuendo característico: un sombrero grande para el sol, una esclavina o capa corta, un morral para la comida, una calabaza para el agua, un bordón o bastón alto con la punta de hierro para ayudarse en los tramos difíciles y defenderse ante cualquier situación, y una concha, denominada vieira. La concha, adquirida al llegar a Compostela, en principio era el justificante de haber realizado la peregrinación y solía coserse al sombrero o la capa. Sin embargo, su carácter emblemático hizo que pronto se convirtiera en signo imprescindible.

Los peregrinos llevaban con ellos unas cartas de presentación firmadas por papas, obispos, reyes y clérigos, que les servían de salvoconducto gracias a que, además de ser atendidos en instituciones hospitalarias, les evitaba el pago de impuestos o aranceles al pasar por fronteras, puertos y puentes. Estaban protegidos por las órdenes de las autoridades civiles y religiosas. Sirva como ejemplo la prohibición de "prender o embargar a los peregrinos" realizada por Alfonso VI, o la disposición de guardar  y amparar a los peregrinos y no hacerles ningún daño que Alfonso X  el Sabio recoge en las Partidas.

 Son variados los motivos que impulsan a las gentes a peregrinar, en función de sus circunstancias personales.  Había  quienes  realizaban la peregrinación con fines piadosos y devotos, concibiendo el camino como un proceso de sacrificio hasta llegar a la contemplación de la reliquia sagrada. Muchos peregrinos también caminaban con la esperanza de obtener una gracia especial mediante un milagro, o agradecerla (cura de enfermedades, conseguir la descendencia deseada...). Asimismo, aparece la figura del caballero-peregrino, que realiza el recorrido en agradecimiento al Apóstol por liberarle de su prisión o salvarle de la muerte en alguna de sus hazañas.

Otro tipo de peregrino lo constituía el denominado peregrino penitencial, a quien  tribunales eclesiásticos o civiles imponían la peregrinación como pena por haber cometido delitos (homicidios, impago de impuestos...). Por último,  se ha constatado la existencia de quien realiza el peregrinaje para cumplir la voluntad que un difunto ha dejado en su testamento, e incluso, quien lo hacía como viajero curioso en busca de aventura para explorar territorios lejanos diferentes a los suyos.

La peregrinación reunía a todas los estamentos sociales.  Además de los miles de desconocidos, larga es la nómina de personajes célebres que acudieron a Compostela, figurando entre ellos incluso reyes y príncipes.

Desde sus comienzos en el siglo XI el prestigio del fenómeno Jacobeo fue creciendo hasta convertirse en un hecho de gran magnitud en el siglo XII, manteniéndose algo mas atenuado en los siglos  XIII, XIV y XV. A partir del siglo XVI, el advenimiento del reformismo luterano que criticaba el culto a las reliquias, el ataque pirata inglés a las costas gallegas y la consiguiente ocultación de los restos del apóstol en 1589 por parte del cabildo compostelano, entre otros motivos, provocaron la decadencia de las peregrinaciones. Desde que en 1879 se recuperaran las reliquias, el fenómeno Jacobeo ha ido en constante crecimiento hasta la actualidad.

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Significado

 El Camino de Santiago no fue sólo una vía de peregrinación religiosa, sino que su trascendencia va mucho más lejos. Este itinerario permite la relación entre los reinos cristianos de la Península Ibérica y la comunicación con Europa en el orden cultural y artístico, por el intercambio de influencias y por las aportaciones de los artistas viajeros. También, en el sentido inverso, la Europa cristiana pudo conocer la cultura hispana a través de la ruta. 

 Desde el punto de vista artístico, el Camino desempeña un papel destacado en el desarrollo del arte románico. Las características estilísticas que se presentan en la arquitectura y la escultura hacen que se reconozca el Camino como espacio artístico integrado. También en la literatura fue decisivo en intercambio entre las gentes en la formación de los cantares de gesta, de la lírica castellana y gallega o en la inclusión de los temas del Camino en las canciones de los peregrinos.

La peregrinación fue un reactivo económico y social, puesto que, además de peregrinos, también llegaron comerciantes y artesanos que se establecieron en las ciudades que jalonaban la ruta en busca de oportunidades. Estos extranjeros fueron denominados francos, de ahí que la Ruta Jacobea (de Jacobo = Santiago) se conociera también como “camino francés” o “camino de los francos”.

El Camino constituye el itinerario religioso, histórico y cultural de mayor vigencia en occidente desde la edad media hasta hoy. El Camino de Santiago fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1962 por el Estado Español; Primer Itinerario Cultural Europeo por el Consejo de Europa en 1987; Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1993; en 2004 fue distinguido con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia y El Consejo de Europa le concedió ese mismo año la categoría de Gran Itinerario Cultural Europeo.

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Los Caminos Hoy

En la actualidad, estamos asistiendo a un proceso de revitalización del Camino de Santiago, favorecido por  las iniciativas de instituciones tanto públicas como privadas. Cada año aumenta el número de peregrinos (en el 2008 llegaron a Santiago más de ciento veinte mil peregrinos de diferentes nacionalidades) y se espera que todavía sea mayor para el 2010, Año Santo Compostelano.

  Aumenta el número de publicaciones sobre distintos aspectos del Camino así como de guías de viaje que nos recuerdan el mencionado Codex Calixtinus. Vemos mejorar las vías y caminos por los que pasan los peregrinos, se crean nuevos albergues de atención al caminante, algunos de ellos atendidos por “hospitaleros” que ayudan al peregrino. Las tecnologías también se hacen eco de este nuevo resurgir del Camino, ofreciendo páginas dedicadas a explicar, promocionar, aconsejar y poner en contacto a la gente interesada en llevar a cabo esta enriquecedora experiencia a través de guías virtuales, revistas especializadas, tiendas del peregrino, foros, boletines de noticias etc.

Los peregrinos también ahora suelen viajar en grupos y los diferenciamos por un atuendo característico. Disfrutan de ciertos privilegios y para tenerlos deben llevar “La Credencial del peregrino” o documento que identifica a su portador y permite su estancia en los albergues de los peregrinos como las antiguas cartas de presentación o salvoconductos. Esta Credencial la facilitan las Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago, parroquias, obispados... y debe ser presentada al finalizar cada etapa en el lugar donde se pernocta para recibir un sello. Con la credencial debidamente cumplimentada, se puede obtener “La Compostela” que sustituye a la primitiva concha o venera. Es un certificado que se otorga a quien demuestre haber peregrinado a Compostela de modo tradicional un determinado número de kilómetros (100 a pie o en montura; 200 en bicicleta). Imitando los antiguos documentos acreditativos y bajo una orla de vieiras y hojas de roble, se especifica el nombre en latín del peregrino, así como que se ha peregrinado por motivos religiosos (Pietatis Causa). En los últimos años se ha puesto en marcha un certificado alternativo en el que se especifican diferentes motivos de peregrinación (arte, cultura, aventura etc…).

Hoy, en pleno auge de las peregrinaciones, ya no podemos hablar de un solo  Camino sino de "Caminos". Este término engloba tanto al propio Camino Francés como a otras vías que accedían a él, las cuales finalmente pasaron a ser también auténticos caminos de tránsito de peregrinos. Y precisamente, como lo hace el citado Camino Francés, muchos de ellos discurren por la Comunidad de Castilla y León. Son los llamados Caminos Históricos (Vía de la Plata, Camino Portugués de la Vía de la Plata, Camino Mozárabe-Sanabrés, Camino de Bayona, Camino Vadiniense, Camino del Salvador y Camino de Besaya) y los Caminos Tradicionales (Camino de Madrid, Camino de Levante-Sureste, Camino de la Lana y Camino Real de Invierno). Todos ellos se distinguen por su rico patrimonio natural y paisajístico, arqueológico, artístico y monumental, cultural y popular.

  

Glosario

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Bibliografía