Mensajería

Caso práctico:

ASM Transporte Urgente

JUAN Pablo Lázaro, presidente de ASM Transporte Urgente, montó su empresa hace diez años con una inversión inicial de cuatro millones de pesetas y una estructura de tres personas. En la actualidad, ASM factura 2.000 millones de pesetas, está formada por 250 personas y controla una red nacional presente en toda España, en Andorra y en Portugal, con una facturación de 6.000 millones de pesetas, un capital 100 por 100 español y de la que dependen directamente 600 personas.

¿Es el suyo un caso de vocación empresarial por tradición familiar?

En mi caso, no existía tradición empresarial alguna. Soy hijo de un médico y por tradición debería haberlo sido. Lo que ocurre es que siempre me ha parecido atractivo el mundo de la empresa.

¿Cuáles fueron sus inicios?

Empecé a canalizar mi vocación en negocios de estudiante, como fue comprar y distribuir leña para chimeneas de chales o crear un club de esquí. Sin embargo, fue a los 23 años cuando decidí iniciar ASM como proyecto empresarial serio y pensando en un proyecto de futuro.

¿Cómo ve el futuro de su compañía?

Todos los que formamos parte de ASM vemos el futuro como muy esperanzador. Siempre hemos desarrollado una política no tanto de ser los más grandes, sino los mejores. Nuestra teoría de considerar al cliente como la verdadera estrella de la empresa y el hecho de contar con un equipo de personas con gran capacidad profesional, nos permite ofrecer un trato personalizado a aquellos que trabajan con nosotros. Es precisamente ese equipo humano el que está consiguiendo hacer de ASM mucho más que una firma de transporte urgente.

¿Qué es para usted el éxito empresarial?

El éxito dentro de esta actividad, como en cualquier actividad humana, se basa en la obtención de los objetivos y de las metas propuestas. La empresa, como organización económica y como ente social, tiene sus propios objetivos. Como organización económica su objetivo prioritario es obtener rentabilidad y liquidez. Una empresa que tiene esas características es siempre viable. Precisamente, la consecución de los objetivos económicos es la que permite a la empresa cumplir sus objetivos como ente social, Como ente social tiene como meta principal proporcionar satisfacción. Satisfacción a sus accionistas, a sus trabajadores, a sus proveedores, de una forma especial a sus clientes y, por último, satisfacción a la sociedad en general que recibe de las compañías aportaciones económicas vía impuestos.

¿Cree que el empresario nace o se hace?

Es más un tema de actitud que de aptitud, aunque en mi caso me considero un empresario vocacional. Creo que detrás de cada español hay siempre una buena idea de negocio y esa es una faceta que nuestro país debe saber explotar. Ahora bien, para crear una empresa, además de una idea, hace falta una formación, una capacidad de gestión y una serie de cualidades que se adquieren con trabajo y esfuerzo. Esa es, quizás, la asignatura pendiente de la pequeña y mediana empresa y contra la que tenemos que luchar para conseguir la competitividad en España.

¿Cree que la falta de dinero para realizar la inversión inicial puede ser un motivo para que los jóvenes españoles no creen su primer negocio?

En mi opinión, la inversión y la financiación son aspectos importantes que hay que tener en cuenta cuando uno decide montar su primera empresa. Sin embargo, la falta de capacidad de inversión no debe ser una excusa. Hoy en día hay sistemas de financiación pública y privada que pueden ayudarnos a conseguirlo. A veces es un problema de imaginación. En muchas ocasiones encuentras jóvenes que se refugian en estos argumentos y, sin embargo, han hecho los primeros pagos para comprar su casa.

¿Cuál es el secreto para crear y desarrollar un gran proyecto?

Para mí, el principal secreto es contar con un equipo de personas con cualidades profesionales y humanas excepcionales.

¿Qué recomendaciones haría usted a los jóvenes empresarios que deciden iniciar su camino?

No me considero quién para dar consejos, pero sí me gustaría decir que para mí la juventud no tiene nada que ver con la edad. El verdadero joven es aquel que no está dispuesto a renunciar ni a sus ideales ni a sus ilusiones, Los comienzos suelen ser duros, pero también es cierto que merece la pena sacrificar un buen presente para conseguir un futuro mejor, La única recomendación que daría a los jóvenes empresarios, independientemente de su edad, es que conozcan bien su producto o servicio, que conozcan bien su mercado, que crean en lo que hacen y que luchen siempre para conseguir un proyecto a largo plazo.