En la pizarra se pegan globos de diferentes colores (correspondientes a los colores del grupo) que contenían en su interior pequeños párrafos. Cada grupo debe decidir qué miembro del grupo saldrá a explotar el globo (se puede ir cambiando). Una vez explotado se coge el párrafo que hubiera en su interior y dirigirse a su grupo, allí tenían que escribirlo en la hoja de dictado. Para ello, uno escribía, otro dictaba y el resto estaba pendiente de que no se cometieran faltas. Después saldrían a explotar el siguiente globo y así hasta tres veces, que son las partes de las que constaba dicho dictado.