Esta puerta, único elemento mudéjar de la ciudad de Valladolid, forma parte de los escasos restos del palacio amurallado de la reina María de Molina. Actualmente forman parte del conjunto formado por el Monasterio de las Huelgas Reales de Valladolid. La reina María de Molina manda levantar en 1282 esta casa para monjas cistercienses. Nada queda del templo inicial, siendo lo más antiguo el sepulcro de María de Molina, del siglo XV. En la iglesia destaca el retablo herreriano trazado por Francisco de Praves en 1613, con esculturas de Gregorio Fernández y un Crucifijo de Juan de Juni, ambos los mejores artistas del momento.