DISEÑAMOS UN MOSAICO




Tomamos como base un polígono que recubre el plano y realizamos con él distintas transformaciones
consistentes en recortar una o varias partes del polígono de partida para situarlas, mediante giros o traslaciones, en otra posición.
El polígono resultante comparte con el original dos propiedades fundamentales:
1.- Sigue recubriendo la superficie.
2.- Los dos tienen la misma área.


En algunas ocasiones es muy difícil reconocer el polígono inicial, sobre todo en las nuevas formas abstractas, de animales o de plantas, pero en la mayoría de los casos los polígonos generadores son cuadrados o triángulos equiláteros.