Clunia y Tiermes fueron dos de las ciudades de nuestra Comunidad Autónoma que tuvieron un destacado papel en la primitiva historia de la Hispania Romana. Situadas en las provincias de Burgos y Soria respectivamente y no muy alejadas entre sí, ambas fueron ciudades arévacas luego romanizadas. Emplazadas en plataformas elevadas por encima de los 1.000 metros de altitud y cercanas a ríos, en ellas se pueden observar perfectamente cómo las razones geoestratégicas son fundamentales a la hora de escoger el asentamiento de una población.

Clunia, que ya era municipio desde tiempos de Tiberio, se convirtió en Colonia Sulpicia por iniciativa de Galba en agradecimiento al apoyo que la ciudad le prestó para ser proclamado emperador. Y fue, como Astorga, capital de uno de los conuentus iuridicus creados por Claudio más extensos de la provincia tarraconense. Tiermes no tuvo una importancia equiparable pero, sin embargo, es hoy un referente ineludible por su arquitectura rupestre, propiciada por su situación sobre una roca arenisca que pudo ser trabajada fácilmente.
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