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1. La importancia de citar y referenciar los datos

La Asociación Americana de Psicología (APA) (2020), establece en su manual vinculado a la séptima edición, que la elaboración de citas y referencias bibliográficas es una actividad necesaria y obligatoria tanto en la actividad académica, como en el campo educativo. La utilización de fuentes diversas y el contraste de ideas otorgan rigor y solidez intelectual. De no hacerlo, se estaría incurriendo en una apropiación de ideas ajenas, aspecto que dispone de implicaciones negativas y que, comúnmente, se conoce con el nombre de plagio (López-Gil et al., 2017).

Por todo ello, puede decirse que referenciar y citar de forma adecuada es un acto de honestidad, de ética y de valía profesional. Además, en la actual Sociedad de la Información y del Conocimiento, compartir es un comportamiento básico y primordial para participar de forma activa en la misma. De este modo, es necesario ofrecer a los lectores las fuentes en las que se basan las contribuciones que están leyendo. Esto implica un acto de generosidad y coherencia con el actual estado de la cuestión. También permitirá que los lectores puedan acudir a las fuentes primarias que se han utilizado de base para la elaboración de los recursos que están utilizando en ese momento. Además de lo citado, esto permite que otras personas interesadas en la temática puedan ampliar su base de datos bibliográfica, lo que es esencial a la hora de generar contenidos y conocimiento (APA, 2020).

La citada generación de contenidos requiere fundamentación y documentación, lo que lleva aparejado especificar las fuentes en las que una persona se inspira. Esto implica citar a quién o a quiénes corresponde la autoría, e incluir las referencias bibliográficas en las que podemos localizar las ideas en las que se basa una determinada producción. De no actuar de esta forma, estaríamos incurriendo, tal y como ya se ha comentado, en una práctica deshonesta denominada plagio, que consiste en copiar de forma parcial o total la obra o material creada por otros autores (López-Gil et al, 2017). A este respecto, existen diferentes tipologías de plagio, las cuales son definidas en la figura 1.

Figura 1

Tipologías de plagio

Tipos de plagio

Nota. Fuente: López-Gil et al. (2017)

De esta forma, el citado y referenciado es fundamental para no incurrir en esta práctica deshonesta e ilícita y que, por desgracia, todavía sigue teniendo una gran prevalencia en el campo de las ciencias sociales y, más concretamente, en el de las Ciencias de la Educación, en el que la producción de contenidos para el alumnado es una de las actividades más prevalentes por parte de los docentes.