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3. Metodologías activas.

Aprendizaje activo

Cuando hablamos de aprendizaje activo, no estamos haciendo referencia a una metodología nueva. Esta pedagogía tiene sus raíces en el constructivismo, el constructivismo social, los esquemas, el andamiaje, la taxonomía de Bloom, el enfoque centrado en el niño, el aprendizaje basado en la investigación, basado en problemas o descubrimiento, y el aprendizaje experiencial. Actualmente surge de la necesidad de que los estudiantes adquieran unas competencias y habilidades necesarias para desenvolverse en una sociedad tan cambiante. 

Nos podemos remontar a Confucio (551-479 a. C.), quien declaró: "Oigo y olvido. Veo y recuerdo. Lo hago y lo entiendo" para entender el recorrido de estas metodologías. También se piensa comúnmente que las personas recuerdan el 10% de lo que leen, el 20% de lo que escuchan, el 30% de lo que ven, el 50% de lo que oyen y ven, el 70% de lo que dicen, el 90% de lo que hacen. 

El aprendizaje activo se centra en los estudiantes, estos aprenden enfrentándose a problemas reales que les permitan procesar la información de manera activa y profunda. Para que el aprendizaje sea significativo es necesario un esfuerzo activo de los estudiantes. Es donde cobra verdadera relevancia el espacio y los recursos, un espacio flexible de aprendizaje dentro del aula y una correcta metodología, nos permitirá atender a la diversidad de habilidades, intereses, motivaciones y niveles, incluyendo a los alumnos con necesidades de aprendizaje.

Las metodologías que utilizará cada docente en los diferentes espacios será una decisión personal, ya que dependerá de su entorno educativo, de sus características, de sus preferencias y por supuesto de sus propios conocimientos.

El uso de metodologías activas es cada vez más frecuente en el ámbito educativo. En muchos centros, además, se están poniendo en marcha aulas flexibles y polivalentes. A través de ellas, se persigue hacer que la creatividad y el dinamismo sean la clave para aumentar la motivación de nuestro alumnado.

Se podría decir que las metodologías activas son aquellas dinámicas que permiten al alumnado ser protagonista en el proceso enseñanza-aprendizaje. Debemos tener en cuenta que el aprendizaje más significativo y profundo se produce a través de la experiencia directa. Basándonos en esta premisa intentaremos plantear a nuestro alumnado actividades, retos o proyectos que incrementen su motivación y, por tanto, su participación en dicho proceso.  

Las metodologías activas, como su nombre indica, se basan en dinámicas y actividades que aumentan la participación del alumnado en el aula. 

Por lo tanto, y desde este punto de vista, invertir el tiempo necesario en buscar el proyecto en que vais a trabajar, no caerá en saco roto, al contrario, será la mejor inversión para que el alumnado se enfrente a desafíos de enunciado abierto que resulten motivadores. De esta manera tendrán que trabajar en grupo y por supuesto utilizar la creatividad a la hora de proponer soluciones.

Antes de mencionar algunas metodologías activas, debemos entender que no dejarán de aparecer otras nuevas y que cada vez son más variadas. 

Es importante, antes de llevarlas al aula, pararnos a pensar qué necesitamos para ponerlas en práctica. Hablamos de las necesidades docentes, de cómo deseamos presentar la propuesta al alumnado y por supuesto de qué características han de tener los espacios que necesitaremos utilizar. 

Además, debemos interiorizar las metodologías activas como el medio para que nuestro alumnado abandone el papel de espectador ante explicaciones teóricas y pase a ejercer el de protagonista, investigando, experimentando y trabajando creativamente para afianzar sus aprendizajes.