Progresivamente, parte de nuestro alumnado experimenta que leer pasa de ser una dificultad a ser un placer. Es gratificante encontrar en los textos aquello que pretendemos buscar, sea cual sea nuestra intención y sean cuales sean las características del texto leído. No es necesario que un texto sea literario para ser disfrutado; podemos disfrutar leyendo la prensa, textos divulgativos,…

Además, progresivamente, un lector disfruta de la complicidad con el texto e incluso del placer estético por cómo está escrito. El disfrute de los textos literarios proviene de la relación con sus características: la capacidad de comunicarnos mundos diferentes a los vividos, sentimientos aún no percibidos, la proyección de nuestro yo sobre los personajes con los que convivimos,… En una etapa posterior,  se produce un aprendizaje de la lectura literaria, que tiene conciencia de los modelos narrativos y poéticos, así como de las sorpresas y variaciones que proponen determinados textos. (Ver Anexo III “¿Cómo trabajar el acercamiento a la lectura literaria?” ).

Educar para leer literariamente, por tanto, favorece el disfrute y el enriquecimiento personal. Un Plan de lectura de centro integra y coordina todas las acciones de animación a la lectura que el centro vaya a desarrollar, con la finalidad explícita de que el hábito lector forme parte del tiempo de ocio libremente organizado por el alumnado. Especialmente importante será destacar en él todo lo relativo a la dinamización de la biblioteca, entendida no como almacén organizado de libros sino como fuente de sorpresas, retos, estímulos,…  (Ver Anexo VII “Las bibliotecas escolares”).

El goce lector es infinito. La animación a la lectura y la educación literaria deben ser conscientes de la progresiva riqueza y dificultad que pueden tener los textos. De esta forma, es conveniente que se expliciten proyectos lectores o itinerarios lectores, que faciliten y orienten la lectura placentera de obras cada vez más complejas en su tema, en su estructura, en sus personajes, en su forma de estar narrados,…

El goce lector se potencia aún más cuando se comparte. Por ello, cada vez son más los centros que describen en sus Planes de lectura recursos y estrategias para que el alumnado pueda conversar, compartir, difundir ideas, sensaciones, recomendaciones,… sobre los libros que ha leído. Por ello, cada centro puede concebirse como una comunidad de lectura, abierta también a las familias, para la que se  aportan ideas, recursos y una programación de actividades destinada a aumentar el uso de la biblioteca y establecer espacios, reales o virtuales (clubes de lectura, foros, blogs,…), de conversación sobre los libros.

Por ello, aunque las actividades de animación a la lectura no deben ser el único eje de actuación de un Plan de  lectura de centro, es frecuente que incorpore actividades de tres tipos para consolidar el hábito lector como fuente de disfrute:

  • actividades para informar y sugerir lecturas: expositores de novedades, exposiciones por autores / temas /géneros, boletines mensuales, blog, visitas a librerías y otras bibliotecas,…
  • actividades para compartir lecturas: clubes de lectura, tertulias, encuentro con autores, recomendaciones de lecturas entre alumnos, blogs de biblioteca con post sobre libros elegidos libremente,…
  • actividades para interactuar con los libros: talleres literarios, recitales, dramatizaciones, concursos,...